Astérix y Obélix se quedan huérfanos


Tenía preparada otra entrada para hoy. Pero esta mañana me he enterado de la muerte de Albert Uderzo (a los 92, años por una crisis cardíaca), uno de los creadores de los míticos personajes Astérix y Obélix. Y he preferido dejar ese post para otro día y dedicar el de hoy a contar lo que los cómics de Goscinny y Uderzo ha significado para mí.


Quizá sea una tontería que no interesa a nadie, y más con la situación que estamos viviendo ahora con el coronavirus. Pero me he dado cuenta de que son muchos los buenos recuerdos que tengo asociados a los personajes y cómics de Astérix y Obélix, y me apetece expresarlo por escrito.




Me cuesta creer que exista alguien que no sepa quienes son Astérix, Obélix, Idefix, Panoramix y compañía; pero por si acaso explicaré brevemente quienes son.

Astérix y Obélix son los protagonistas de una serie de comics creados por los franceses René Goscinny y Albert Uderzo en 1959. 
Sus historias están ambientadas en el año 50 a.C. Cuando toda la Galia estaba ocupada por los romanos. Bueno, toda no, ya que la pequeña aldea donde vive Astérix resiste todavía y siempre al invasor. 
¿Cómo consigue un pequeño grupo de galos combatir y resistir a la poderosa Roma de Julio César? Muy fácil, gracias a la poción mágica que prepara su druida y que confiere a los peculiares y simpáticos habitantes de esta aldea una fuerza sobrehumana, que les hace invencibles.




Me encantan, desde pequeña, los personajes y los comics de Astérix. Tengo una buena colección de estos comics (aunque aún me faltan algunos), que guardo como un tesoro y que he leído y releído muchas veces a lo largo de mis 35 años de vida.
Además, son una parte importante de mi infancia, ya que echando la vista atrás me doy cuenta de que son bastantes los buenos recuerdos que tengo asociados a las viñetas de estos peculiares galos.

Cuando era pequeña, cada cierto tiempo, me compraban un tebeo de Astérix y Obélix. 
Recuerdo que me encantaba ir a comprarlos, el olor a nuevo que tenían (y aún me sigue encantando ese olor a libro/comic nuevo), sus dibujos, ver como cada vez quedaba menos para completar la colección y buscar en las tiendas los que me faltaban.

También recuerdo que de pequeña copiaba y coloreaba, una y otra vez, los dibujos de los personajes del cómic que más me gustaban. Ya que siempre me ha gustado dibujar (aunque ya casi nunca lo hago) y me divertía mucho.


Una de mis "obras de arte" jeje.


Y por supuesto me encantaban sus divertidas historias. Esas que cuando aún no sabía leer (o cuando ya sabía pero me apetecía que me las leyeran) me leía mi tío, sentados en su sillón, donde pasábamos la tarde con las historias de Astérix, Mortadelo o Spider-Man.
Esas historias que, siendo algo más mayor, volvía a leer y a disfrutar yo sola una y otra vez. Y que aún disfruto hoy en día cuando me da por releer alguna.


De pequeña me encantaba que me leyeran cuentos y tebeos. Y, seguramente, que lo hicieran a menudo y con tanta paciencia, ha hecho que de mayor me encante leer. 
Así que una parte de mi amor por la lectura, los libros y los comics se la debo a Goscinny y a Uderzo.
Por eso, por lo mucho que aún disfruto de sus historias y por todos esos buenos recuerdos que me traen sus maravillosos personajes, quería escribir hoy ésto. Para despedir a Albert Uderzo y agradecerle, a él y a Goscinny, todo lo bueno que las historias y personajes que crearon me han dado.

Gracias por tanto.




¡Están locos estos romanos!




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