La chica que vive al final del camino


La chica que vive al final del camino, de Laird Koenig, es otro libro que descubrí gracias a Bookstagram. Una de esas novelas de las que no había oído hablar nunca (a pesar de que se escribió hace más de cincuenta años y tiene adaptación cinematográfica), hasta que empezó a salirme bastante en Instagram y me llamó la atención.






LA CHICA QUE VIVE AL FINAL DEL CAMINO





Rynn acaba de cumplir trece años y lo celebra sola en su casa, situada al final de una calle a las afueras de una pequeña población norteamericana. Nadie sabe mucho de ella. Solo que se hace la interesante, no habla con nadie, cobra los cheques de viaje de su padre y da esquinazo a las visitas inoportunas. En su casa hace lo que quiere: fuma cigarrillos, se entrega a la poesía de Emily Dickinson y establece una amistad peculiar con un muchacho cojo que dice ser mago. Quiere vivir y no "fingir que vive", como hacen los demás. Hace tiempo que su padre, el poeta inglés Leslie Jacobs, no se deja ver por el pueblo, y los vecinos empiezan a hacer preguntas, ante lo que Rynn decide preservar su aislada existencia y su privacidad a cualquier precio. ¿Dónde está su padre? ¿Qué se oculta en esa casa que se alza al final del camino? Y, sobre todo, ¿quién es esa niña que va sola al banco y a la compra, y que se refugia de los fisgones tras un muro de fría cordialidad?




Una niña de trece años llamada Rynn y su padre, el poeta Leslie Jacobs, se mudaron desde Inglaterra a un pequeño pueblo norteamericano, en el que alquilaron una casa apartada, situada al final de un camino en las afueras.
Pero últimamente la niña evita entablar contacto con otras personas y en caso de tener que hacerlo intenta que sea el mínimo posible. No está escolarizada y se dedica a ir al banco, a la compra y a otras tareas más propias de un adulto. Además, a su padre hace tiempo que no se le ve por el pueblo y parece imposible contactar con él, ya que siempre que alguien llama por teléfono o se acerca a la casa para intentar hablar con él, su hija dice que se encuentra encerrado en su despacho trabajando y ha pedido que no se le moleste para nada.


Cuando descubrí esta novela y leí su argumento me pudo la curiosidad de saber qué estaba pasando en esa casa, qué trata de ocultar la joven Rynn y por qué se comporta como si vivera sola. Así que, sin pensármelo dos veces, me fui a la biblioteca a por ella.

Y me encontré con una historia sencilla, pero con una atmósfera tensa e inquietante. Que logra mantener cierto suspense a lo largo de todo el libro.
En ella conoceremos a Rynn, una inteligente y decidida niña que esconde varios secretos (que iremos descubriendo poco a poco), y que está dispuesta a hacer lo que sea necesario para mantener su independencia y seguir viviendo como lo ha hecho hasta ahora. 


A pesar de la curiosidad que me generaba el argumento de este libro, lo empecé sin grandes expectativas y con dudas de si sería una historia para mí. Pero ha sido todo un acierto.
La historia me atrapó desde la primera página, y el suspense y la tensión que logra mantener de principio a fin hicieron que no pudiera parar de leer. Además de provocarme cierta inquietud cada vez que alguien se acercaba a la casa, llegando casi a contener la respiración cuando sonaba el timbre y a respirar aliviada cuando las visitas indeseadas por fin se iban.


Y es que La chica que vive al final del camino es un libro corto, con una historia sencilla, buena ambientación y pocos personajes (de esos que desde el primer momento o te caen bastante bien o te resultan totalmente odiosos), que me ha gustado mucho.
De hecho, habría estado entre mis mejores lecturas del 2024 si no fuera por su final, que es demasiado abrupto y abierto para mi gusto. Y si ya de por sí los finales abiertos no suelen gustarme demasiado, menos aún cuando, como en este caso, me dejan con bastantes dudas sin resolver y preguntándome qué pasará con ciertos personajes.




7'4/10




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